jueves, 21 de agosto de 2008

Conejos y zanahorias: ¿Cine o televisión?


Mientras más me acerco al presente desde el pasado que intento recordar para saber qué hicieron yo y mis circunstancias con mi vida, mi memoria condena al olvido infinidad de relaciones, pequeños hechos e instantes sin dejarme evaluar cuan importantes o no fueron para mi vida. En sentido contrario, no puedo evitar que ella insista en devolverme ciertos momentos y sucesos que, revividos con todos sus detalles, dejarían en ridículo estas memorias y demostrarían que son tendenciosas porque obvian lo que, quizá, es más importante. Por ambos motivos, cuando escribo lo que viví, lo que cuento me parece ficción creada por mi al carecer de capacidad para recordar absolutamente todo lo ocurrido realmente. Pienso que tal limitación y sus consecuencias están presentes en todos los recuerdos humanos, aún cuando se evoquen con abundantes testimonios textuales y/o gráficos de sus protagonistas. Cuando recuerdo, ni siquiera mi propósito de ser sincero y transparente evita que mienta por omisión, exageración o distorsión. Otro problema es el de qué cantidad de tiempo para leerlos y/o escucharlos disponen los destinatarios para los cuales los recupero. Pero el tercero es el que más me importa tener en cuenta: ¿para qué recordar?

De 1985, el suceso más notable que guardo en lo que llaman memoria emocional, es la película que protagonizamos mi madre, su ex-esposo y yo. Ella, más de 20 años mayor que él, pidió la separación pues no le perdonó que la engañara con otra cuando lo descubrió. El divorcio trajo el conflicto por la casa, donde residían mi hija mayor y su madre además de ellos pues no tenían otro lugar donde hacerlo. Mi "padrastro" había contribuido con su trabajo -también yo y un viejo albañil que nos ayudó- a convertir el antiguo cuarto donde mi madre había residido más de 30 años en vivienda de dos habitaciones, baño, cocina y sala, pero el gasto en materiales y mano de obra lo asumió totalmente ella. Eso había ocurrido 8 años antes, pero ahora él quería permutar la propiedad por otras 2 para quedarse con una. Era imposible por circunstancias específicas que no explicaré pues lo importante es que él comenzó a amenazar a mi madre, con lo cual la ponía nerviosa y afectaba su estabilidad mental. Conversé con él en varias ocasiones y le pedí buscar solución a su problema por otro camino. Yo estaba dispuesto a ayudarle, pero tantas veces intenté el diálogo sin que él renunciará a acosarla, que llegó el momento de decir: "... la próxima vez, iré a buscarte para arreglar esto de hombre a hombre..."

Y llegó el día. Él había regresado a convivir con su madre -Consuelo- en apartamento de un cuartico, salita, bañito y cocinita. Toqué en la puerta y ella, ajena a lo que sucedía entre su hijo y yo, me informó que estaba bañándose. "Pasa y siéntate". "No, no, dile que le espero allá afuera." Y regresé por el pasillo hasta la entrada del edificio. Me recosté en la fachada y aguardé mirando al otro lado de la calle donde se veían las paredes del cementerio con sus cruces en alto relieve protegiendo las magnificas tumbas y mármoles de la última morada de La Habana. "¡Lázaro, maricón!...", escuché a mis espaldas y me volví para ver a Pedro lanzándome un ladrillo que había cogido del montón de ellos que había a su lado. Esquivé el proyectil y grité: "¡Oye, tú estás loco o qué!...". Su respuesta fue -yo lo percibía todo como en cámara lenta- intentar alcanzarme con otro. Retrocedí 4 metros hasta la calle y le vi aparecer en la entrada del pasillo cargado más municiones con las que comenzó a acribillarme cuerpo y cabeza. No me moví. Tranquilamente, con mis manos comprobé que la sangre cubría mi cara mientras escuchaba al público de la parada de ómnibus gritar: "¡Corre, vete muchacho, que te va a matar!" Lentamente -así lo recuerdo-, pensé: "¿Qué hago? ... si corro, seré cobarde para él y creerá que ganó y seguirá molestando a mi madre, si repito mi invitación a razonar, no lo hará y corro el riesgo de que me mate de verdad ..." Fue entonces cuando, como aprendí en el cine de los samurias, emití un alarido y grité, : "¡Cojones ..., está bueno ya ...". Y acompañé el sonido de mi discurso con el movimiento de mi cuerpo disparado velozmente contra el suyo -sentí el impacto de otro proyectil en mi frente- y con ambos brazos le atenacé para ver como se desfallecía sobre mi pecho mientras le decía: "Piensa, piensa en tu hijo, en tu familia ... estate quieto, vamos a hablar..." Lo conduje hasta la puerta de su casa y le dejé en brazos de la madre, que me miró con tristeza y dijo: "...Gracias..."


El primer noticiero que hice este año trataba sobre el stress. En él intercalé un simpático surtido de expresiones, gestos, posturas y juegos de mi hija pequeña mientras contaba las novedades de la semana -como si ella fuera espectadora de las "noticias"-, . Las actualidades eran, por orden, la entrega del Premios Casa de las Américas, obtenido en el género testimonio por Juan Almeida Bosque -miembro del Buró Político del Partido- con su libro Contra el viento y el agua donde narra parte de su experiencia como guerrillero del Ejército Rebelde. Mempo Giardinelli, un escritor argentino, pronunció el discurso que cerró el acto. La segunda información era sobre el cantante norteamericano Peter Seeger, que visitó La Isla y dio concierto en la Cinemateca de Cuba. Allí, solo, con su pequeña flauta, una filarmónica, palmadas y el taconeo de sus zapatos, interpretó canciones, entre ellas una balada -en inglés-, que una traductora trasladaba al español para que el público entendiera que estaba diciendo aquel estrafalario y vital hombre con sus ritmos y movimientos suaves que les invitaba a relajarse. La tercera trataba del XV torneo Panamericano de Judo masculino y V Femenino en San José de Las Lajas, y contrastaba con la anterior por los gritos y violencia que usaban los deportistas sobre el tatami cuando buscaban derrotar al contrario con sus técnicas de artes marciales. Pero lo más interesante del Noticiero 1207 era la explicación del doctor Rafael Albizar, Jefe del Dpto. de Psicología del Instituto Nacional de Endocrinología, sobre el tema básico del noticiero: " ... el stress se produce cuando la intensidad de una situación es grande o no, pero se produce a repetición ... como el hombre es un ser social, las grandes situaciones del stress vienen de la organización social ... situaciones complejas del trabajo, de la casa, de las condiciones de vida hogareña, de la satisfacción de las necesidades, de las relaciones interpersonales y la convivencia, puede provenir de nuestras aspiraciones, de alcanzar un objetivo a mediano y largo plazo ... y las dificultades que podamos tener o no para alcanzarlos... la organización científica de la sociedad es un elemento que puede disolver el stress, porque a veces ... (las situaciones) ... no han sido organizadas de la forma más adecuada ... todos nosotros hemos sido víctimas, en condiciones distintas, digamos de la misma organización del trabajo cuando decimos ' pero eso es muy sencillo' ..." Dicho esto, las alusiones de Albizar se ilustraban mediante brevísimos skechts de situaciones laborales que filmé usando como actores a trabajadores del noticiero y del Taller de Partes y Piezas del ICAIC, donde inserté elementos visuales y sonoros de las noticias anteriores. El corto semanal cerraba con el sonriente psicólogo diciendo: "La felicidad no es una estación a donde llegar sino una manera de viajar..."

En el mismo enero, acompañé a Santiago Álvarez a filmar la toma de posesión de Daniel Ortega como Presidente de Nicaragua -hasta la fecha lo había sido de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, que condujo al proceso de elecciones-. Fue viaje de 3 o 4 días. Conocí Managua, la capital, y contrasté su pobreza con respecto a la de Cuba, y me pareció estar en una de las ciudades menos afortunadas de La Isla en que yo residía y donde dos meses después -marzo- celebramos el segundo cumpleaños de mi hija más pequeña, Laura. Ella y sus amiguitos disfrutaron de un cake que muchos de los niños que vi en Managua hubieran deseado tenerlo en las fiestecitas por los primeros aniversarios de sus nacimientos para apagar el fuego alimentado por las velas.



Por entonces yo estaba casi permanentemente pensando mi primer largo de ficción y había comenzado a escribir el guión. Semanas después, terminado y entregado a la Dirección de Programación Artística, Jorge Fraga me mantuvo expectante un tiempo esperando su aprobación -que yo daba por hecho- para entrar en producción. Durante meses estuve atento a la vida de los niños de Gonzalo, el maestro. Yo quería que ellos fueran actores representándose a si mismos y les veía crecer y crecer sintiendo la frustración de un autor que observa desaparecer la apariencia de sus personajes tal y como los había concebido. Tanto ellos como yo estábamos ilusionados con la posibilidad: hacer una película inspirada en "la vida real", aunque fuese dentro de los límites de censura y autocensura en que vivíamos entonces. Pensar de tal forma no era difícil porque "la vida material" del país entonces era aceptable para una población que disfrutaba -¡y disfruta!-, además, de las ventajas de un clima tan agradable todo el año.

Y llegó la respuesta del ICAIC para La Semilla Escondida. "El tema es interesante y se podría hacer un largo metraje con esta historia, pero tienes que trabajar más el guión ...todavía no está para producción...", me dijo Fraga en la salita de reuniones del 5to. piso, que tenía puerta que comunicaba con su oficina. Lo miré y respondí sosegado: "Estoy dispuesto a hacer todos los cambios y arreglos que digas y discutamos, pero antes quiero saber una cosa, ¿la película se hace este año, o en los primeros meses del próximo?..." Su respuesta fue vaga, imprecisa. Y yo sabía porqué. No disponía de recursos suficientes para invertir en todos los proyectos que recibía. "Eso no importa, lo principal es que sea buena y eso lo garantiza un guión sólido ... de él saldrá, como menos, algo que se pueda... " Yo estaba de acuerdo con el precepto -¡lo aprendí de él!-, pero no con su opinión sobre la inmadurez del guión. Entre otras cosas, porque sabía que, en el ICAIC, hacer una obra o no dependía de muchas variables y no sólo de la perfección de las ideas. Y le dí mi opinión: "Mira, el fondo de esta cuestión es que tú tienes 3 zanahorias en la mano y 30 conejos que las quieren. Y cada vez que uno salta y coge una, pones más alto las que te quedan. Pero la calidad no se alcanza de esa manera ... las buenas películas salen cuando todos los conejos pueden alcanzar una zanahoria. Por eso, me voy con el guión a otra parte ..." Era un salto al vacío y una "renuncia al cine", con una sola alternativa, la televisión.
En marzo había cambiado la cúpula del poder en la Unión Soviética tras la muerte de Chernenko y la elección de Mijail Gorvachov como Secretario del PCUS. También en el ICRT, del cual ahora era Presidente un psicólogo, Ismael González, a quien sus amigos llamaban "Manelo". Yo había cultivado cierta amistad con dos personas que formaban parte del círculo de "renovadores de la TV" que acompañaban al nuevo presidente. Uno, Eliseo Altunaga, guionista de éxito con dos series notables: La gran rebelión (1980), dirigida por Jorge Fuentes, realizador de la "Fílmica del Minfar", que contó con la novedosa y excelente fotografía de Ángel Alderete que residía a 40 metros de mi vivienda en 26 en una 4 veces mayor que la mía; y Algo mas que soñar (1984), realizada por Eduardo Moya, director de Tv, también hecha en co-producción con ECITVFAR. Otro, Jorge Oliver, un excelente humorista y caricaturista que vivía en eterna contradicción con su trabajo como funcionario y sus responsabilidades ideológicas como miembro del Partido. Yo sentía gran afinidad con él y su manera de pensar. Y me complacía la forma en que resolvía los problemas "difíciles" -¡siempre era claro e identifica la contradicción sin cogerle miedo y asumiendo las circunstancias!-. A través de él entregué el guión al ICRT y tras ser leído por los "asesores", me dijo: "...lo hacemos, lo más rápido posible y todos los capítulos que quieras ..." Salté de alegría y cuando llegue al piso de nuevo me di cuenta de que estaba en un problema: el guión escrito era para una película de 90 minutos y ahora me pedían lo convirtiera en una serie para la televisión. Había que escribir mucho antes de comenzara rodar. Aumentar la "historia" para que salieran, al menos 10 capítulos de una hora. ¡Uff!

Tuve suerte. Gracias a Willian Medina -amigo que aspiraba a obtener un papel en mi primer largometraje-, conocí a Rubén Geller, joven dramaturgo ansioso de trabajo y conectados ambos con la mejor tradición del teatro cubano que hacían por entonces los hermanos Dors -el escritor y el director de teatro-. Geller resultó excelente y talentoso colaborador con el cual me entendí muy bien desde el principio. Dividimos el trabajo de escritura, asumiendo cada uno un capitulo que el otro continuaba. Y creamos 11 libretos de episodios de 1 hora que nos esclavizaron el resto del años. Como la obra no la produciría "mi centro de trabajo", seguí realizando noticieros.

En agosto tuve a mi cargo el Noticiero 1239 (La Deuda Externa). Fue edición especial de 20 minutos que transcurrían en el Palacio de las Convenciones donde tuvo lugar el Encuentro de los países de América Latina y el Caribe sobre la deuda externa. Durante una semana miré por la lente del 600 a dirigentes del mundo y en particular de América Latina que conminaban con sus discursos a naciones y bancos del mundo desarrollado a que la deuda que tenían los países pobres con ellos fuese condonada. Estar en un escenario donde se hablaba de los grandes problemas del mundo mediante, sobre todo, "verdades estadísticas" aderezadas con el "lenguaje emocional de las políticas de izquierda" y continuar mi vida cotidiana asociada a los "problemas cubanos del día a día", fue ejercicio que sin lugar a dudas influyó en la manera en que creamos las "verdades sensoriales " de La Semilla Escondida.

Aquel verano compré un libro sobre Leonardo da Vinci, escrito por el crítico de arte cubano Amado Palenque. Mi interés hacia el genio de esa etapa de la historia del Occidente Cristiano que llaman Renacimiento tenía sus raíces en la ausencia de fronteras entre los conocimientos que yo sentía desde que despertó en mi "el deseo de saber". La temporada estival en la mayor parte del planeta se vincula a las vacaciones y aquel año las de mi familia fueron de las más bondadosas y gratificantes gracias a un cruce de llamadas telefónicas donde mi compañera supo, por azar, el número de teléfono donde se podía hacer una reservación de hotel en la espléndida playa de Varadero, con precios que ningún país pobre podría permitirse aunque le perdonaran toda su deuda externa y alcanzara la mejor de las distribuciones equitativas posibles entre su población. El 15 de septiembre salimos Elaine, Laura y yo hacia Varadero para disfrutar de una semana en el Atabey -uno de los nuevos construidos allí después de 1959-. Y mientras yo repasaba estantes de la librería de la terminal de ómnibus y mi compañera llamaba por teléfono a La Habana para decir que habíamos llegado bien, decidí adquirir Excursión a la electrónica, breve manual de José Altshuler, un ingeniero nacido en Melena del Sur que años más tarde fue nombrado presidente de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología. Unos minutos después, ella me dijo que debía llamar urgente al ICAIC pues me estaban localizando. Y así lo hice y hablé con Norberto Estrabao -ya directo de la Empresa Productora-. Me notificó que sería parte de la delegación cubana que participaría en un evento de cine cubano en Checoslovaquia en los primeros días de septiembre: "¿Puedes ir?"



De aquellos días en Atabey son las 3 imágenes de Laura que hice con una camarita que nos prestaron y la siguiente -a color, gracias a un amigo que encontramos allí-,. Son parte del testimonio gráfico de nuestro paso por aquel "paraíso" al que no hemos regresado hasta el día de hoy.
A la entonces República Socialista de Checoslovaquia, fuimos "Bambina" -esposa de Estrabao y Directora de Producción de Corto Metraje-, el realizados Juan Carlos Tabío y yo. El viaje fue unas segundas vacaciones para mi, no con playa y luz resplandeciente sino con frío suave y medias luces de otoño europeo. Lo más atractivo de la estancia en la patria del reformador religioso Jan Hus (uno de los personajes históricos que conocía de allí, además del sempiterno Frank Kafka -visité una de las casas, cerca del Castillo de Hacthany, donde vivió y escribió alguna de sus obras-), fue pasear por Praga escudriñar detalles de las fachadas de sus edificios, actitudes de sus estatuas, elegancia de sus puentes y, sobre todo, la solidez empedrada de sus calles. Conocí el ambiente de sus tabernas, la peculiar artesanía de las vasijas donde se beben cervezas y licores, y descubrí que allí también practicaban ritos paganos para predecir el futuro: una "bruja checa" me anuncio cual sería mi destino observando la forma de los residuos de café que dejé tras tomarlo en una tasa de fina porcelana. Pero lo que más admiré fue a los habitantes del país, la hermosura y belleza de sus mujeres y hombres, que en muchos casos parecían salidos de manuales estéticos de perfección, sobre todo los de Bratislava, donde pasamos un par de días. Tuvimos la suerte de poder comunicarnos bien con nuestros anfitriones porque, además de la traductora que nos atendió y acompaño todo el tiempo, "Bambina" también sabía checo.



"¡En que casita tan chiquitica vivía Kafka!"
En los últimos meses del año comencé a pensar y elegir el elenco de actores profesionales que encarnarían a los personajes reales de la serie. José Oriol me ayudó en esta con su experiencia de actor y vocación de organizador teatral, que le fue muy útil cuando se desempeño como asistente de dirección durante la grabación del proyecto. Entre los padres de los ismaelillos "reales", que se representarían a si mismos, la madre de uno de ellos aceptó actuarse a si misma, pero el resto declino la oferta que les hice al respecto. En cuanto al equipo de rodaje, yo deseaba integrar en él a algunos de los especialistas del ICAIC con quienes había compartido, pero las tensas relaciones de entonces entre "el cine y la TV" ne lo prohibieron: "... te contratamos a ti para hacer la serie, pero el resto del personal tiene que ser de aquí ...", me dijeron, arropados por una de las cientos de advocaciones en que manifiesta "la territorialidad y el nacionalismo". Me pareció una tontería, pero no podía hacer nada para hacerles cambiar de opinión, si quería hacer La Semilla Escondida.

1985 fue en mi vida un año intenso de crisis y conocimientos. También de éxitos personales, descansos merecidos y, sobre todo de consolidación de conceptos básicos que utilizaría en mi profesión a lo largo de los próximos 20. Mi optimismo personal ante el futuro de mi familia y del país, alcanzaría su cenit en el año siguiente -durante la filmación y trasmisión de la serie-. Las noticias de "los vientos de cambio" que llegaban a La Isla desde la lejana Unión Soviética me hacían pensar que la estructura del poder en Cuba "entendería que había llegado el momento de curar los padecimientos crónicos del socialismo" y que la vida me alcanzaría para vernos prosperar, al menos, hasta el nivel de cultura material y espiritual que yo había observado en Checoslovaquia -y años antes en la República Democrática Alemania-. Estaba equivocado. En el puzzle que entonces mi cabeza se hacia de cómo era el mundo, faltaban aún piezas para que "la imagen de lo realmente era" pudiese apreciarla con claridad. Pero una parte del rompecabezas quedó definida el día que volví a casa de la madre de Pedro después de ir al hospital a curar las heridas que él provocó en mi cuerpo. Con el certificado de lesiones que me extendió el médico en la mano, se lo mostré a ambos y lo rompí ante sus ojos. "Esto se acabó aquí. Ahora, vamos a encontrar solución a nuestros problemas conversando para saber en qué podemos ayudarnos uno al otro, hablando, trabajando, respetándonos y no como conejos matándose entre si para apropiarse de las zanahorias."

LB
Si desea ver más fotos del Noticiero 1207 -Estress-, visite http://picasaweb.google.es/lazaroburia/Noticiero1207Stress

Si desea ver más fotos de mis vaciones en Varadero, visite: http://picasaweb.google.es/lazaroburia/VacacionesVaradero1985

Si desea ver más fotos del viaje a Checoslovaquia, visite: http://picasaweb.google.es/lazaroburia/ChecoslovaquiaSeptiembre1985

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He esperado largo tiempo por la continuación de tu novela (Hechos interesantes de la vida real que parecen ficción. Fuente: Diccionario de la Lengua Española.)

Como siempre, encontré que este capítulo está también muy bien escrito.

Gonzalo, tu coterráneo de Luyanó.

GaviotaZalas dijo...

Hola conocí el blog por Blogroll del Evento BLOGGERS POR UN SUEÑO,,les agrego a mis links,,saludos