Es relativamente fácil y sencillo colocar cronológicamente los hechos de La Historia para identificar y entender porqué y cómo se enfrentaron en el pasado Bien y Mal -antagonistas falsos, como todos los que describen de forma binaria el comportamiento humano-. Pero no lo es si se pretende hacer lo mismo con Alguien en particular y, menos aún, con Uno Mismo pues Lo Personal es siempre más complejo que Lo Colectivo, aunque ambos aspectos sean igual de importantes para entender qué es La Libertad y cuánta Justicia y Mejoramiento Humano se puede esperar de El Porvenir. Por eso, cuando la memoria personal mira atrás, poca verdad encuentra sobre el Yo al que representa pues la única que posee, legítimamente, ese valor es la que dejamos en Otros. Y aún, cuando escrupulosamente argumentemos con Hechos -propios y/o que motivaron nuestras acciones-, y hagamos inventario en detalle de Todo Lo Sucedido, no seremos absueltos o condenados por La Historia, sino por lo que hicimos y cómo nos comportamos, en la inmensa e inefable cotidianidad, (a) y (con) los que tuvieron La Suerte o La Desgracia de que sus vidas interceptaran con la nuestra -ella sí recuerda exactamente Todo Lo Ocurrido-. Perplejo ante mi propia incertidumbre sobre qué sucedió en Mi Pasado, intento contar como viví el año en que cayó El Muro.
(Explico al director de fotografía como será la escenas de Instinto que haremos frente al cine Payret, en la esquina de Prado y San José)
1989
ANOTACIONES EN UN DIARIO
ENERO
1ro. (Domingo)
Gripe muy fuerte. Visita a casa de Justo Vasco, carta de los escritores a Hart; Poema de Teresa Melo "otros afilan la navajas". Discurso de Fidel: "Tiempos de Confusión"
3 (Martes)
... me quedé dormido y Laura no fue a la escuela ... Comida con Maritza y Rafael.
4 (Miércoles)
Contacto con Marqués: "...me tocaron con un carro..." Serie sobre espionaje. Colinas contra elefantes blancos.
7 (Sábado)
Reunión en ICRT. Omar González. Proyecto José Martí
9 (Lunes)
Comienza filmación. Serie Días y Noches. Instinto.
15 (Domingo)
Filmación del levantamiento del cadáver. Elaine, Laura, Lida y Alfredo fueron a la filmación. El equipo trabajó muy bien, Laura (mi hija de apenas 6 años) se portó excelente, incorporándose a todos los actos de la filmación; en un momento cogió el megáfono, junto a Feliz, y dijo: "Cállense que mi papá esta filmando". Elainita hizo una panetela de chocolate y Lida un batido de trigo. Vimos el 1er. capítulo de Cabinda. Leí la segunda parte del texto de Hart en Gramma sobre la identidad cultural y el programa reaccionario de Santa Fe II. Arreglo del jardín.
COMENTARIO ACTUAL:
Mi 1989 comenzó cuando regresé de Angola el 26 de septiembre de 1988 y retomé la pequeña fama que dejé atrás 11 meses antes. Después de un par de semanas para recuperar mi vida caribeña, me reintegré al Noticiero ICAIC y al hobby -convertido en obsesión- de observar la actualidad rutinaria de una nación a la que ahora miraba con otros ojos, más complacientes en un sentido, pero también más críticos en otro. Casi de inmediato, el Ministerio del Interior solicitó nuevamente mis servicios y me vi sumado al grupo de directores escogidos -todos del ICRT y de los Estudios Cinematográficos de las FAR- para realizar una serie de Tv que, bajo el nombre de Días y Noches, quería recuperar y superar la atención y admiración de las audiencias de otra, igualmente policiaca, que gustó mucho a los televidentes en el pasado, Sector 40. Los guiones estaban hechos y bastó una reunión con el general Fabián Escalante para comprometernos con tal propósito y distribuir libretos. Acepté el que otros realizadores rechazaron por parecerles "poco interesante y flojo". Pero yo, más allá del sentido ideológico o estético que los patrocinadores o artistas otorgaban al proyecto, me consideraba a mi mismo sólo un asalariado y profesional de mi oficio, por lo cual me sentía capaz de crear un buen producto a partir de cualquier idea, por pobre o débil que fuera, pero sí y solo sí, me permitían recrearla como yo la concebía. A esta actitud de mi parte, se sumaba, además, mi deseo de ayudar a la guionista, Esther Lily Rodriguéz -una amiga-, que no cobraría su trabajo, si su argumento no se convertía en producto. Acordé con ella reescribir el texto potenciando lo yo creía que había de interesante en él -trataba de un crimen donde el asesino era "una bestia" que, paradójicamente, gustaba mucho a las mujeres-. Centramos el tema del episodio en el papel que juegan las emociones y sentimientos incontrolados en la comisión de delitos y en el trabajo científico de la policía. Finalmente lo titulamos Instinto y tras exhibirse sus dos partes meses más tarde -I La Hipótesis; II Los Hechos-, obtuvo Mención a Obra de Ficción en Festival Caracol UNEAC 89.
Un suceso -ocurrido en diciembre de 1988 en Matanzas-, hizo que pensara en esa época que el instinto del poder en Cuba comenzaban a desordenarse. Me enteré no por la prensa -donde no se publicó-, sino gracias a escritores que asistían a un encuentro nacional de narradores en Santiago de Cuba quienes, indignados al conocer lo que había pasado, decidieron enviar al Ministro de Cultura -Armando Hart- un documento donde pedían aclarar los hechos. Según oí, o alguien me dijo, fue Jesús Díaz quien propuso hacer tal petición a la cual se sumaron de inmediato el resto de los participantes del evento. Fue la noticia del mes en el sector de la cultura y generó las gestiones pertinentes de las instituciones que lo administraban para dilucidar el acontecimiento. El epítome de la saga fue una reunión convocada por la UNEAC el viernes 6 de enero de 1989. A la que asistí y sobre la que escribí lo siguiente:
ESCRITO A MÁQUINA EN UNA HOJA
Suceso de Matanzas
"Waldo Leyva narró lo ocurrido en Matanzas el día 8 de diciembre, antes de comenzar se tomó un vaso de agua: resulta que Arístides Vega, un escritor que organiza peñas literarias en el local de la librería El Pensamiento, convocó a una actividad para lanzar dos libros -uno de Joaquín Font y otro de Carilda Oliver Labra, Memorias de la fiebre; estaban invitados también a la peña Teresa Melo y León Estrada, un poeta santiaguero que tenía un poema dedicado a Matanzas. La actividad estaba planificada para las 5 p.m., pero empezó a las 5 y 30; León Estrada leyó dos poemas y pidió a Teresa que leyera el suyo: Otros afilan las navajas; leído este último, Oscar Jorge Marrero pidió a Teresa el poema para leerlo él personalmente y tras haberse leído otros textos le preguntó a Teresa si podía explicar el poema sobre las navajas pues le parecía 'oscuro y hermético'; ella explicó que estaba inspirado en una experiencia personal que tuvo con unos delincuentes donde le habían amenazado con una navaja; Marrero insistió que aún así había cosas en el poema que no estaban claras y dijo, 'delante de mi no se puede rozar a La Revolución ni con un verso'; a partir de ahí, se levantó uno de los presentes que venía con pullover y dijo: 'hay que explicar eso'. Y se genera un diálogo entre jóvenes poetas de Matanzas y estas personas: '...no, eso hay que explicarlo pues es contrarrevolución...', dice alguien; y otro alguien responde, '...¡qué tú sabes de eso!...' , y le dan un piñazo a René -que resultará el más golpeado- y se apaga la luz y comienza la bronca (René Suárez fue el que trató de aplacar la discusión); alguien trató de encender la luz, pero no lo dejaron y se comenzó a reunir gente afuera del local y dicen que alguien gritó que allí había un acto de sabotaje a la revolución ... que había gusanos y llega la policía."
COMENTARIO ACTUAL:
Muchos de los que asistieron a esa reunión en la UNEAC, probablemente recuerden detalles de qué dijo este o aquel y/o matices de los duelos de preguntas y respuestas que tuvieron lugar allí. Yo no. Nada, a excepción de las referencias a personas y frases que anoté en el ejemplar de Juventud Rebelde de ese día que llevé a la cita y de lo que escribí al respecto después en casa. Probablemente lo olvidé todo porque las aclaraciones que se intentaron hacer por unos y otros no perseguían siempre el propósito de entender qué pasó realmente y qué significaba lo sucedido, sino de dar la razón a una de las dos actitudes previas ante el suceso que cada cual defendía: el de considerarlo un hecho aislado, trifulca personal entre gente de la cultura, o el de generalizarlo como síntoma de que la libertad de los creadores estaba siendo amenazada. Pero supongo que todo lo que oí allí influyó en mi percepción de cómo habían evolucionando los problemas ideológicos en nuestra patria durante mi año de ausencia. Y, quizá, algo peor, hacerme creer que la capacidad para entender la realidad, explicarla e intentar mejorarla de los cubanos que participaron en aquella reunión, estaba muy lejos de lo que el país demandaba en aquella época. Lo único que queda en mi de aquello es que fue una crisis sin conocimiento que viví aquel año.
Al día siguiente mantuve una reunión con Omar González -vicepresidente del ICRT entonces-. Me informó del proyecto que querían hacer sobre José Martí. Y me asombré de que me pidiera dirigirlo. Había otros que podrían hacerlo cumpliendo mejor que yo lo que la dirección revolucionaria podía esperar de tal obra. Pero acepté, en principio, estudiar la posibilidad. Me parecía algo imposible de realizar, no sólo por los recursos que demandaría sino, sobre todo, por los tiempos en que vivíamos que, tal y como los había caracterizado Fidel en su discurso del 1ro. de Enero para conmemorar el 30 Aniversario de La Revolución, eran "de confusión", lo cual me pareció buena manera de definirlos, aunque su proposición de aferrarnos a las ideas de los "hombres preclaros" de la historia de Cuba y el mantenernos fieles a sus ideas, no creí que fuese la solución adecuada para las circunstancias internacionales del presente en que estábamos. Los enterados de ellas, sabíamos que estaba ocurriendo en la Unión Soviética y los Países del Este, e intuíamos que no se podía entender "la nueva confusión" con "la vieja lucidés" pues podría suceder lo que aún no sabíamos que pasaría en la República Popular China, donde Deng Xiaoping -tras aplicar el principio de su máxima sabiduría: "Un país, dos sistemas"-, tendría que responder con los tanques a las exigencias de una parte, la más joven de su sociedad, en la Plaza de Tianamen. Pero cuando eso sucedió, en junio, los cubanos en La Isla estaríamos completamente concentrados en la Causa No. 1.
A pesar de todos esos "asuntos generales" que tangenciaban con mi vida, en la cotidiana mi porvenir personal y el de mi ámbito familiar y de amigos lo sentía estimulante. Tenía más trabajo que nunca y en lo que me gustaba hacer: audiovisuales. Por eso, dos días antes de la reunión en la UNEAC -donde se intentó limpiar la sangre de las navajas-, cuando Bernardo Marqués me anunció que él y Surí (otro escritor, reportero y "loco", como el mismo gustaba definirse) habían propuesto a Escalante que fuese yo el director de una gran obra sobre el trabajo de la inteligencia y contrainteligencia cubana en África, (abordaría -entre otras cosas- el asunto del narcotráfico y sus vínculos con el enemigo), pensé " ...estoy en la cresta de la ola.". ¿Se podía pedir más? Ni siquiera sentí envidia del carro con que había "tocado" a mi amigo Marqués. Tenía mucho más que eso. Mi prestigio como "director" que todos reconocían. Incluso Rafael Hernández, que era -para mi-cubanólogo lúcido y poeta singular. Sólo me preocupaba una cuestión: cómo interpretaría la dirección del gobierno revolucionario las Nuevas Reglas del Juego que se vislumbraban en los horizontes planetarios de La Especie Humana, en la que, como presintió el líder de nuestra manada en el aún lejano mes de diciembre de aquel mismo año, quizá nuestro destino fuese el de custodiar "las gloriosas banderás y los principios" del movimiento revolucionario, mundial, por supuesto. Era "lo máximo".
ANOTACIONES EN UN DIARIO
FEBRERO
Lectura guiones Colinas contra elefantes blancos escritos por Marqués y Surí.
MARZO
2 (viernes)
Vinieron a arreglar el refriguerador.
6 (martes)
Goteras por el tremendo aguacero. Pedí losas para el techo.
10 (sábado)
Cargué agua de la cisterna. Motor roto.
11 (domingo)
Recorrido por mercados para comprar comida (jamón en 42, spaguetis en 4, queso crema en 19 y mantequilla al lado de casa. Cargué agua. Wall Street (de Oliver Stone). Fin de la edición de primera parte de Instinto.
12 (lunes)
Gestiones todo el día para arreglar el motor del agua.
21 (miércoles)
Entrevista con Jorge Ibarra y Luis Toledo Sander para investigación sobre Martí.
28 (miércoles)
Hospital Calixto García.
(escrito a mano sobre un pedazo de papel)
Las palabras comunican
como los peces pezones,
ruedan dando tropezones,
empecinando significar
con razones eficientes
que no procede aclarar.
ABRIL
2 al 5 (viernes a lunes)
Visita de Gorvachov. Conferencia prensa con Fidel. El problema de "lo grande" y "lo pequeño"
15 (domingo)
Arreglé tejado con el tío Raúl.
23 (domingo)
Llegada a Luanda, hablamos con el Gral. Patricio de La Guardia al medio día.
MAYO (Lecturas de libros sobre dramaturgia: Sayfield, Euguen Vale)
1 (lunes)
Regreso a Cuba
COMENTARIO ACTUAL:
El primer semestre de ese año 1989, lo viví asumiendo plena y obedientemente mi rol de "director estrella" que habitaba en país donde las incomodidades de la vida cotidiana eran normales con relación a algunos servicios básicos (agua, comida, arreglos simples de la vivienda, hacer una llamada telefónica -no tenía teléfono-, etc. ... aún no habían comenzado "los apagones" de electricidad). Siempre encontré solución para todas ellas, aunque no la mejor, ni la que más me satisfacía, pero entendía que, en el conjunto de todos los cubanos que residían en La Isla, mi situación personal no era de las peores e, incluso, podría calificarse de privilegiada. Mi mente hacía muchísimos pactos y acuerdos en medio de la guerra fraticida que mis neuronas insistían en tener entre sí, aún cuando eran familia y dependían de ese único ser que era -y soy- Yo. Y cuando ocurrían las crisis -pequeñas o grandes de mi vida material cotidiana-, intentaba resolverlas con el conocimiento más prudente de que disponía y con las relaciones personales, parientes, amigos -como el que arregló las goteras del techo sin cobrarme nada-., y/o conocidos Era una forma de vivir posible gracias al bondadoso clima que tiene Cuba -27 grados centígrados de promedio al año-. También el hecho de dedicar tiempo a revisar los 28 tomos de las obras completas de José Martí -los tenía en casa-, pero que nunca había leído o consultado con el interés que lo hacia ahora -pensaba que lo que me pidieron podía ser una obra que me diera mucho más fama que la que ya tenía, además de un poco más de dinero y la satisfacción de hacerla-, hacía que mi arsenal de conocimientos creciera en dos direcciones: uno, en el sentido de un saber que distingue lo que útil y bueno de lo inútil e innecesario; dos, en el de discernir en qué acertaron y en que no, las personas y las ideas que nos sirven de paradigmas para construir la vida de que disponemos. Conversar con expertos en Historia Cubana y de sus figura más prominentes -Ibarra y Toledo, entre otros-, me fue dando una perspectiva no sólo del pasado y como lo consideraban algunos sino también del presente y como lo veía yo, incluidos a ellos -los que me ilustraban-. Esto también me ocurría en la relación con los altos oficiales del Ministerio del Interior con quienes debía trabajar y coordinar las necesidades que se derivaban de la serie Colinas contra elefantes blancos. Este proyecto me llevó, incluso, de nuevo a Luanda y a conocer, directamente, a Patricio La Guardia, quien -según dijo Escalante a Marqués, Surí y a mi-, sería el encargado de garantizar todo lo que necesitaríamos para las filmaciones en África. En aquel viaje me sorprendí al encontrar por aquellas tierras a otros poetas y escritores cubanos -Raúl Rivero y, creo, a Norberto Fuentes-, que seguramente estaban haciendo investigaciones para futuros poemas y novelas. Pero la imagen que más me impresionó en aquel viaje, fue la del General Arnaldo Ocho -era un mito al que no había visto en persona nunca antes-. Fue apenas un flash, un instante, cuando él se bajaba de un jeep que lo había traído de algún lugar justo hasta mi presencia. Me llamó mucho la atención la forma en que descendió del vehículo, la firmeza y seguridad con que cerró la puerta y como sus botas pisaron el suelo, la manera en que su pecho avanzó como si le precediera. Trasmitía una imagen de fuerza, pero simultáneamente de cierta arrogancia, sensación esta última que siempre me ha incomodado, muéstrela quien la muestre, incluso si es Dios. Pero yo sabía que eso que sentía era totalmente subjetivo y no le dí importancia. Yo estaba allí para hacer una serie de televisión que nunca se haría por motivos que jamás supe, pero que puedo imaginar aunque no lo hago. No es sano para mi estima. Pero no fue tiempo perdido. Aprendí mucho de dramaturgia pues durante los meses de preparación para esa obra, leí muchísimo a los clásicos de esa técnica: Sayfield, Euguen Vale y otros.
Si me preguntan que fue lo más importante que aprendí en ese primer semestre de 89, diría que fue el significado que tiene para los asuntos del mundo de la política, la relación entre Lo Pequeño y Lo Grande y como ella puede reflejarse e influir en lo que creemos sobre La Dignidad y La Consideración con que debemos ser tratados. Cuando vi la reacción de encabronamiento de Fidel ante lo que dijo Gorvachov sobre "la responsabilidad" que tienen algunas naciones debido a su tamaño y el papel que juegan en la arena internacional -fue en la conferencia de prensa que ofrecieron ambos en el Palacio de La Convenciones-, tuve la impresión de saber de donde nacía uno de los problemas esenciales de esa pequeña isla donde yo había adquirido la mayor parte de mi cultura personal. Su respuesta -la del máximo líder-, me gustó. Pero me daba cuenta que al sentirla de esa manera estaba asumiendo la percepción de un hombre alto y fornido, bien parecido y carismático, vestido de uniforme militar, ante un señor mayor, calvo y rechoncho, con cuello, corbato, saco y un raro lunar en la cabeza. Esto también es subjetivo, demasiado psicológico y reduccionista. Pero el artista que era yo entonces, no pudo controlar adecuadamente las metáforas y sinestesias -mientras contemplaba esa escena- con las que, en silencio, traficaba mi pensamiento, que como siempre dudaba constantemente de él mismo compulsado por la idea de que podría estar fabricando fantasmas donde no los había. Hoy día, más de 20 años después, me sigue ocurriendo algo semejante cuando veo cosas que despiertan mi atención. Y también, en ocasiones, escribo poemas como aquel que hice el día que fui al hospital Calixto García.
ANOTACIONES EN UN DIARIO
JUNIO
Talado el mayor árbol del país, un cedro centenario de La Melba en Moa. 6 metros de circunferencia, 25 de altura y 30 de ramajes (reserva de la biosfera de Cuchillas del Toa)
12 (lunes)
Sucesos Ochoa y La Guardia.
22 (jueves)
Escritura de escenas de Colinas contra elefantes blancos. Salió el editorial de Gramma sobre el "lavado del ultraje". Dice Elaine que un viejo compró todos los periódicos que vendían en la casilla de la esquina y los revendía a 20 centavos.
25 (domingo)
ESCRITO A MAQUINA EN UNA HOJA DE PAPEL.
"Todo está inmensamente detenido y las cotorras han dejado de conversar, como las viejitas en el silencio de las tardes; se cree, aunque no de manera tangible y certera, que los acontecimientos han comenzado a retroceder sin dejar espacio al futuro. De ninguna manera puede pensarse que las magnolias hubiesen dejado de impregnar el ambiente con su perfume teñido de ajos, tal vez porque los gorriones en la mañana de ayer, cuando aún no se había secado el rocío, dieron señales de alarma. Si yo no estuviese tan seguro de que las circunstancias envuelven otros hechos, que la realidad baila a la rueda rueda y en su torbellino nos hace envejecer juvenilmente, si todo estuviera mirado, gastado y sediento, nada importaría cuando el reloj diera las cinco de la tarde y tuviéramos que marchar.
"Aún así, cuando el pan rodó por los pies del gigante, cuando la mantequilla se derritió dejando desnuda la ceniza, los lagartos comenzaron a conversar en su idioma rectante, semejando las vueltas del papalote. Cualquiera pudiera pensar que son extensas las razones, pero se equivocan, yacen y se descuidan inmarcesiblemente, recubriendo el manjar de la lucidez que se destila como lava de volcán sin estallar. Triunfa aquel que logre hilvanar las redes de lo incomprensible y tañer el laúd de la sobremesa, cargada además de sinsabores y humo crepitante que enloquece después de la primera jornada. ¿Cree que le estoy mintiendo? Ojalá fuera viernes y nos quedara un fin de semana para poner en orden la cocina que ya ha dejado de arder; así como la rueda desenvuelve su circunferencia y traza el equinoccio de lo irracional -como cuando la mariposa nos saluda alejándose-, así mismo van quedando las dudas atrapadas en el cansancio que no cede a su tiempo. ¿Me cree ahora? No vaya a pensar que intento desconsiderar lo que a todas luces parece alumbrar el camino, no; eso espejea y niebla. Sólo el recto trazado de la araña logra sedar el abrigo aldeano que se desconcertó ante la montaña y le dijo: "Dónde está el regreso al fuego que serena."
Si explícitamente se hubiera dicho otra cosa, no aquella que ya sabíamos, sino la que se le ocurrió a la vaca, tal vez entonces la vaca hubiera expulsado su leche y la mantequilla no se hubiera desbordado haciendo innecesario el análisis -corroborrando la razón que tenía el grillo cuando dijo a la marmota que los pelícanos estaba terminando de desayunar-. Todo puede ir hasta el más allá, nada más se trata de que lo intentemos y, con los actos que preceden a la palabra, conversemos con el futuro que se sienta tranquilo a esperarnos. ¿Es miércoles? Seguro."
ESCRITO A MAQUINA EN UNA HOJA DE PAPEL
Finales de junio de 1989:
"Marta salió corriendo para los canteros. Toda la mañana estuvo purgando el césped de la hierba mala. En la casa del general, que siempre tenía la puerta de su garaje abierta y un grupo de hombres soldando, limpiando, mecaniqueando, no se veía moverse un alma. Una de las noticias que consternó, fue la amputación de la pierna del poeta. Humberto gustaba de acordarse, pícaramente, de cómo se anticipó a los acontecimientos y pudo comprar en la tienda -donde venden para los que salen al extranjero- "Que comepingas hubiéramos sido sino compramos", decía, incluyéndome, para buscar en mi ese efecto de complicidad que tanto hacia falta en aquellos momentos en que nada estaba claro, en que no sabíamos donde estaba las fronteras del bien y el mal. Salí al portal y vi a Moya; nos hicimos una seña de brazos, yo desde mi "principado", él desde el suyo -quedaban en la misma cuadra-; salimos caminando uno al encuentro del otro para coincidir y darnos la mano, finalmente, sonrientes en medio de la calle. Dos días antes, cuando nos refugiamos en la salita con aire acondicionado para conversar las consecuencias de la primera aparición de Ochoa en la televisión, me había dicho, serio y con sus ojos fuera ya, casi, de sus órbitas: " ...es el principio del fin, hermano ..."
(continuará)
LB
3 comentarios:
Saludos de tu asiduo lector. Gonzalo
He dedicado toda la mañana a leerte. Fue como abrir una puerta y encontrar el pasado detrás. No sé si amarlo o repudiarlo... El pasado, que dejo muy muy tranquilito en su costal, tiene para mí la sensación de una tarde de domingo en la Habana con el pavimento blanco (todo es blanco porque todo es cemento calcinado en la intemperie) por el reflejo inmisericorde del sol y ese aire que mezcla polvo con salitre.
(No tengo posibilidades de internet como quisiera, sólo unos pocos días que aprovecho con fruición).
No sé si llorar o agradecerte...
Pero he cambiado mi paseo de hoy por la lectura.
Hermano Lazaro Buría: A los paises les nacen hombres que sobresalen por su virtud y por su talento; y les nacen otros con quienes inexorablemente se escribe la historia verdadera de los pueblos, para recordación eterna. Ese hombre extraordinario, eres Tu. Gracias por existir.
Sinceramente, Gonzalo Bermudez Toledo, maestro del Ismaelillo.
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