viernes, 7 de septiembre de 2007

El poder del aire.

Hoy, tras 60 años de navegar por el mar de la vida a donde fui traído desde las tranquilas aguas del vientre de mi madre, algo tengo que decir sobre mi derrota, sus peripecias y los mapas e instrumentos que me ayudaron a eludir naufragios y catástrofes de los que otros muchos han sido y son víctimas y que he visto -me han contado o he leído-, como ocurren.

Comencé el viaje en un lugar llamado entonces Loma de La Iglesia. Tal escenario está ubicado en el actual Municipio 10 de Octubre de Ciudad de La Habana, capital de Cuba. Y en aquella colina -desde allí se ve casi toda la ciudad-, fue donde viví mis primeras crisis y adquirí el primer conocimiento. A lo largo de este Blog evitaré inventar recuerdos que mi memoria no supo o no pudo retener. Lo que les contaré de aquellos momentos y de otros posteriores -incluso de este presente que no puedo inmovilizar pues se torna inmediatamente en el pasado permanente que soy-, será mediante la mejor combinación de palabras que encuentre para expresar lo que deseo comunicar. Sé que la lengua y el medio de que dispongo, establecen límites a la cantidad de lectores que puedo aspirar. Y aunque con ello se merma mi vanidad de autor que quiere ser leído y escuchado por todos sus semejantes de especie - es decir, alcanzar Fama Total-, lo acepto. No tengo elección.

Fama Total era lo que queríamos alcanzar cuando competíamos en las tardes de sábado y domingo los que en aquellos años 50 del siglo XX empinábamos papalotes y chiringas en la pequeña montaña rodeada por el poder del aire. A lo más alto del cielo remontábamos las cometas multicolores controladas por frenillos -mandos fijados a las varillas que soportaban el papel de china-, y por el cordel con mariposas de tela -el rabo- donde escondíamos las armas letales para el hilo de Manila con que se gobernaba el artefacto desde tierra: las cuchillas. Cuando alguno de los atletas hacía perder el control del juguete a otro –cortaba el hilo con las cuchillas mediante una maniobra hábil-, veíamos como el viento vapuleaba al frágil artefacto aéreo hasta hacerlo caer sobre algún techo de la urbe. Ahí comenzaba la alegría y el regocijo por la hazaña. Y todos, incluida la voz del perdedor, gritaban: ¡Se fue a bolina!

Esas experiencias fueron el motivo de mis primeras crisis sociales -cuando el papalote vencido era el mío-. Por entonces, no aceptaba que mi derrota era consecuencia natural de mi incompetencia en el juego y discutía con la muchachada multicolor para restar valor a lo logrado por el vencedor. Aún hoy -a veces-, sigo pensando que perdía porque otros disponían de mejores medios y recursos -en algún caso, era objetivamente cierto-. Pero con el tiempo aprendí a aceptar los hechos más allá de cualquier comentario que me justificara como perdedor -¡no siempre lo fui!-. Ello me hizo dueño de un conocimiento esencial y útil para navegar en muchas y diversas situaciones en el Mar de La Vida: toda situación nace de una causa y si quiero evitar que vuelva a ocurrir -porque me provoca daño y/o dolor- tengo que identificarla y evitar que se repita. En ocasiones, he descubierto que la causa estaba en mi mismo. Para bien o para mal.

Siempre que recuerdo aquel tiempo, viene a mi memoria el título que dio Raúl Roa -conocido en Cuba como El Canciller de La Dignidad- a uno de sus libros más divulgados: La Revolución del 30 se fue a bolina. Él murió en 1982. Quienes le escuchamos empinar La Palabra en vida lo recordamos como experto en Crisis y Conocimiento.


LB.


6 comentarios:

Unknown dijo...

Lazarito, felicidades. Yo hoy ya tengo esa misma edad. Seré un asiduo lector de tu blogg

Anónimo dijo...

Querido Lázaro:

Qué bello regalo transcribirnos de forma tan elegante esa obra magna que llevas cocinando en toda tu travesía y que identifica autor, título y contenido: LÁZARO BURÍA.
Y que el subtítulo lo ponga cada uno.
MÁS, por favor...

Anónimo dijo...

Gracias Gustavo y Gracias Cacho.

No podeis imaginar la satisfacción que ambos me han regalado al entregarme -convertidos en palabras- unos minutos de vuestras ocupadas vidas. Con ello me siento recompensado por el tiempo que he invertido en fabricar mis "pequeñas novelas virtuales" que, como saben son mi forma de ver "la transición" que sufre el Mundo. Un abrazo personal a cada uno. Y mis respetos para ambos, inteligencias inefables que he tenido la suerte de conocer.

LB

nancymar dijo...

ayer pude escucharte, hoy ya pude leerte, continuara..., me senti en la habana, pude ver el color del papalote q se fue y el oxido de la hoja partida de la cuchilla q se llevo lo q te hizo estar un tanto triste. Me encanto, gracias.

José Millet dijo...

Coro, Venezuela, septiembre 12.2008

Lázaro, Lázaro, es José Millet, el último mohikano vivo de los fundadores de la Casa del Caribe. Tengo mil blog, ninguno magistral komo el tuyo.Skírbeme a mi email, por favor: milletjb2007@gamail.com
T skribí al tuyo k kolokaste n st blog.

Un abrazo y aprendo kontigo kada día.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario tan entrañable a mi breve artículo APAJA LA LUZ.
Me alegra saber que estás bien, y en la Madre Patria, y haciendo lo que te gusta.
Abrazo
Manuel Pereira